75 AÑOS DE PRESENCIA MARIANISTA EN MONTEMOLIN
75 AÑOS DE MARIANISTAS EN MONTEMOLÍN.
Aunque de forma oficial la enseñanza del primer colegio marianista en Zaragoza fue en el barrio de Montemolín el 7 de octubre de 1946, por lo tanto hace 75 años, la importancia de la relación de la congregación con nuestra ciudad es tan anterior como en los orígenes de su fundación. Su fundador el Padre Chaminade vino a Zaragoza en el año 1797 huyendo de la Revolución Francesa desde su Burdeos natal.
Llegando a orillas del Ebro el 11 de octubre de ese año, Guillermo José de Chaminade se quedó impresionado de la devoción a la virgen del Pilar que vivió en Zaragoza durante los tres años de exilio en los que residió, la fe en Santa María del Pilar de los zaragozanos le inspiraría en la creación de la futura Compañía de María, conocidos popularmente como marianistas.
Sin embargo, nuestra ciudad no fue el primer lugar de España donde los marianistas fundaron obras a pesar de su advocación pilarista, su presencia en Zaragoza fue puntual, aunque era clara la intención de recabar en nuestra ciudad. En 1895 la congregación participó en la compra de uno de los últimos faroles del Rosario de Cristal que quedaban por completar, a pesar de no tener obra ninguna en Zaragoza, manifestaban su clara vocación con la Virgen del Pilar y con nuestra ciudad.
Muchos fueron los problemas que tuvo la congregación para instalarse en Zaragoza. Cuando hacen efectiva la intención de vincularse presencialmente con nuestra ciudad en 1932 se encontrarán un lugar saturado de órdenes religiosas, tampoco las leyes de la segunda República favorecían el asentamiento de nuevas órdenes religiosas y otras, que existían previamente desde siglos atrás, no veían con buenos ojos a otras congregaciones como posibles competidoras. Económicamente la fundación de obras marianistas en España, que comenzó a finales del siglo XIX, asfixiaba a la incipiente congregación, basado su sostenimiento fundamentalmente en colegios, les obligaba a pensar en pequeñas obras o lugares en Zaragoza que no tenían como previsión la realización de ningún colegio a corto plazo.
Durante el año siguiente, su presencia se materializó en un piso de estudios superiores de letras situado en la calle Miguel Servet 17. Unos pocos estudiantes marianistas de Historia dejaron este recuerdo en la biblioteca de la congregación, auténticas joyas bibliográficas de esta época mantienen la marca de esta primera comunidad, que tan solo duró ese año de 1933, y cuyos volúmenes descubrió en sus últimos años el Padre José López (párroco y archivero marianista).
La guerra alteró los proyectos, aunque en los archivos de la congregación aparece alguna correspondencia de estas fechas con marianistas que residían en una casa de la calle Higuera, desconocemos su objeto, lo cierto es que ya en 1940 los marianistas están de una manera estable en la calle San Pablo con una comunidad de escolasticado (estudiantes religiosos universitarios).
Tras múltiples avatares, en 1944 el superior P. Florentino Fernández tantea ya terrenos o lugares donde abrir un colegio marianista en Zaragoza, por su inmediatez se buscaba un edificio ya construido que fuera fácil su apertura escolar.
Tras la Guerra Civil, el empresario zaragozano Joaquin Guiral urbanizó la margen izquierda de la calle Miguel Servet desde los terrenos que nacían en el C/ Fillas, (actual Francisco de Quevedo, enfrente de la Estación de Utrillas), con el objeto de ampliar su pujante empresa, (Guiral Industrias Eléctricas S.A. –GIESA-). Aprovechando esta urbanización y la inclusión de una preciosa edificación a las afueras de Zaragoza, los marianistas comprarán dos parcelas: la manzana 5 (el palacio de Larrinaga conocida como “Villa Asunción”), y la parte trasera de terrenos peores e inundables por las crecidas del Ebro: la manzana 13.
Joaquín Guiral facilitó esta compra a la Compañía de María pues la congregación, (tras la cruenta guerra), no poseía el dinero acordado en las condiciones económicas generales de la venta (un millón de pesetas), pero a Guiral le interesaba para su nueva empresa un vecino cómodo que uniera las dos parcelas, a la vez se quitaba un palacio y unos terrenos traseros inundables de difícil venta, por esta razón les fraccionó el pago a cinco años.
En mayo de 1946, los marianistas adquieren el palacio de Larrinaga situado en Miguel Servet 35 y los terrenos traseros citados, paralelamente la administración educativa de la época, les concede permiso para dar clase en el primer colegio marianista nacido en Montemolín. El nombre acordado para el colegio: “Santa María del Pilar” tuvo serios problemas para reconocerse oficialmente al coincidir su denominación con varios centros zaragozanos denominados de una manera similar, incluso se llegó a plantear cambiar el nombre por el de “Colegio de la Santa Capilla (marianistas)”, aunque al final no sin problemas, prevalecerá la acepción pilarista que identificó al Padre Chaminade, su fundador, con la ciudad que lo inspiró y que dura hasta nuestros días.
En la compra no se recogió la adquisición del rico mobiliario que todavía el palacio poseía de la familia Larrinaga, solo una excepción se mantuvo por voluntad de su primer dueño, Miguel Larrinaga y que Joaquín Guiral respetó en su venta, una preciosa Virgen del Pilar tallada en madera e incrustaciones de marfil que fuera el testigo del cariño de la familia de armador vasco a la Virgen del Pilar. Y así fue, dicha imagen se mantuvo en la capilla del palacio y luego en la capilla del colegio y posteriormente en la parroquia Santa Cruz, (detrás del palacio), hasta su robo en 1988.
Son muchos los aspectos que alteraron urbanísticamente la creación de un nuevo colegio en el barrio de Montemolín: la rectificación y alteración de la valla con cubiertas metálicas que se abría a Miguel Servet, obligando la apertura de dos calles que le delimitaban transversalmente; la cesión temporal de un terreno de GIESA para unas instalaciones deportivas que también disfrutaron los vecinos del barrio; la ampliación de un pabellón trasero al palacio (1955) y el relleno del terreno inundable (1958), o la creación de un jardín delantero en 1954 que recuperaba el jardín de los Larrinaga, (curiosamente todavía pervive un granado originario). Pero sobre todo hay que destacar la influencia marianista en las personas y vecinos.
Montemolín era un barrio obrero que convivía con una zona periurbana plagada de torres. En sus comienzos los marianistas sobrevivieron con los pocos alumnos que les llegaban de las importantes familias burguesas zaragozanas que ya conocían, (por otros colegios de España), del éxito que suponía la nueva e innovadora educación marianista en el arcaico mundo educativo de la posguerra. El aumento de alumnado favoreció la prolongación del tranvía, primero hasta lo que serán sus cocheras y después hasta la nueva facultad de veterinaria en 1951.
Con bastante rapidez, el colegio Santa María del Pilar recibió un exponencial aumento de alumnos, el palacio no daba abasto para los niños y en 1955 se amplía con un nuevo edificio construido a la trasera de Larrinaga. En este momento muchos trabajadores del centro (mantenimiento, cocina, limpieza, etc.), lo son del barrio y a muchos hemos llegado a conocer, la prosperidad del colegio se denota en las abundantes becas y ayudas a alumnos que no podían pagar la educación que se impartía en el centro, un importante número de becados fueron vecinos de la zona, por otro lado la congregación asume una importante labor de beneficencia a las barriadas obreras y familias empobrecidas, y por último, la atención religiosa y de culto a los fieles de Montemolín con las capillas y locales del palacio y pabellón, consecuencia que la parroquia titular del barrio era la lejana de San Miguel o puntualmente el uso del oratorio de los Padres Capuchinos (reformatorio), en Torre Ramona.
Tras casi el colapso con nuevos alumnos del nuevo del edificio anexo y del palacio a finales de los años sesenta, el colegio Santa María del Pilar se traslada en 1968 a nuevos terrenos adquiridos por la congregación al lado del canal, en ellos se había construido un nuevo complejo escolar marianista que pervive todavía hoy.
A pesar de este traslado, la Compañía de María mantendrá una intensa actividad en el palacio y pabellón del barrio. En 1967 tras la nueva ordenación de parroquias del obispado zaragozano, la congregación recibe la petición de mantener una nueva parroquia en la zona, que no era otra cosa que hacer lo que los marianistas venían haciendo casi desde su llegada a Montemolín, de esta manera nació la Parroquia Santa Cruz, con su lugar de culto ubicado en la capilla del pabellón del colegio y cuyos límites parroquiales son los exteriores del viejo barrio de Montemolín (marcados por las parroquias de la Cartuja, San Vicente y posteriormente San Agustín y San Juan de Ávila).
La labor de la parroquia ha sido fructífera y diversa, actualmente se encuentra en Miguel Servet 204, aunque tuvo un breve paso por unos locales de la calle San Joaquín tras la cesión de la preciosa capilla parroquial al colegio Bajo Aragón. La historia de la parroquia está llena de la vida del barrio y de sus vecinos, vivencias sacramentales y acciones pastorales y de implicación social, todas unidas a los últimos años del franquismo, de la transición y de la democracia hasta nuestros días. En su seno se gestó el nacimiento de la Asociación de vecinos de Montemolín en 1974, en sus locales se fraguaron propuestas urbanísticas de un barrio en decadencia, atención social a marginados, alfabetización, fiestas y romerías, protestas y reivindicaciones sociales.
Aun así, el palacio y el pabellón estaba infrautilizado. Escolasticado, postulantado y el posterior noviciado marianista, (desde 1972), serán junto a la parroquia elementos de vivencia comunitaria marianista en Montemolín. En el año 1973, desde la parroquia, apoyados en los vecinos, se reivindica la falta de escuelas en un Montemolín que se había quedado sin apenas plazas escolares por un aumento importante de niños en la zona. Tras numerosas gestiones y reivindicaciones, en 1974 se reabre una nueva obra marianista que ocuparía el antiguo pabellón del colegio ubicado detrás del palacio de Larrrinaga, el colegio Bajo Aragón, con una clara opción de colegio de barrio como su propio nombre reivindica. Tras los importantes cambios que el modelo educativo se impone en la España de principios de los años 90, el colegio necesitará el espacio que ocupaba la parroquia Santa Cruz que de esta manera se verá obligada a salir del complejo marianista que le vio nacer.
La disminución de vocaciones y el obsoleto palacio de Larrinaga que albergaba a los novicios marianistas, provocó en 1992, no sin antes recibir varias ofertas, la venta a Ibercaja de este edificio catalogado pero costoso en su mantenimiento. De esta manera se segregó el palacio con el colegio Bajo Aragón, a su vez se construyó un nuevo edificio para el noviciado y comunidad más adaptado a su vieja función, situado al final del colegio mirando a Torre Ramona conocida como Comunidad Virgen del Pilar.
No acaba aquí la presencia de los marianistas en Montemolín, la Compañía de María ha estado en el barrio en comunidades fuera de los complejos educativos. Desde 1977 hasta 1989 tuvieron un piso en Miguel Servet 124, y desde 1982 hasta 1991 la administración marianista de la provincia de Zaragoza (que abarcaba media España), tuvo su actividad en tres pisos de Miguel Servet 174. La construcción del nuevo edificio anexo a Torre Ramona provocó sus cierres y centralización de dichas comunidades.
Indudablemente son muchos los datos y aspectos interesantes que relacionan la Compañía de María con Montemolín, muchos de ellos me evocan mis tiempos de niñez y juveniles en el barrio y colegio que me vio crecer como persona hasta nuestros días. Recuerdo el cariño de un viejo marianista, José Luis Otaño, con el que compartí sus investigaciones sobre los marianistas y el barrio con agradables charlas. Durante los últimos años de mi carrera, las alargadas mesas de la vieja biblioteca del sótano del palacio de Larrinaga y su despacho destartalado de Miguel Servet fueron espacios con los que me enseñó un Montemolín marianista desconocido para mí. Gracias a él, en 1985, durante ese periodo de mi vida me enseñó a investigar, documentar, organizar y sobre todo analizar de una manera crítica, mucha de la información que sobre este tema había recopilado y del que me he sentido orgulloso de difundir. Hablar de marianistas en Montemolín es citar parte de la identidad de nuestro barrio y de la misma congregación, ambos han convivido durante muchos años el discurrir de un sentimiento que se resiste a perder un pasado común y un futuro lleno de objetivos comunes, siendo también parte de la esencia de muchos montemolineros y de su vida en el barrio.
OBRAS Y PRESENCIA MARIANISTA EN MONTEMOLÍN.
1933. Miguel Servet 17. Piso de formación estudiantes marianistas de letras.
1937-38. Calle Higuera (s.n.). Piso residencia de marianistas. (Se desconoce su uso).
1946. Mayo. Miguel Servet 35 (futuro 123). Palacio de Larrinaga. Hasta 1991.
… – 1946- 1968. Octubre. Colegio Santa María del Pilar.
… – 1955-1978. Escolasticado marianista (Palacio y Pabellón)
… – 1955. Pabellón anexo y 1958 colmatación de terrenos inundables
… – 1967. Parroquia Santa Cruz (capilla del pabellón)
… – 1969-71. Postulantado
… – 1971-91. Noviciado.
1974 a nuestros días. Colegio Bajo Aragón (marianistas).
1977-1989. Comunidad religiosos en Miguel Servet 124, (piso).
1982-1991. Miguel Servet 174. Administración provincial marianista de Zaragoza (tres pisos).
1990- 1995. Traslado Parroquia Santa Cruz. Calle San Joaquín 3. Local
1991 a nuestros días. Edificio anexo Torre Ramona. Comunidad Virgen del Pilar.
… – 1991-2018. Administración provincial marianista de Zaragoza
1995 a nuestros días. Traslado Parroquia Santa Cruz. Miguel Servet 204 local.
José Ignacio Sauca Modrego