EL PALACIO DE LOS LARRINAGA , EN LA GUERRA CIVIL
EL PALACIO DE LOS LARRINAGA EN LA GUERRA CIVIL
Zaragoza no fue una ciudad especialmente sacudida por la guerra a pesar de su posición estratégica en el conflicto, pero la realidad de sus habitantes en aquellos aciagos días era el temor a los bombardeos precisamente por esta razón. Varios fueron los refugios que se habilitaron en los bajos de las casas de Montemolín para acoger a los vecinos en caso de ataque, hasta hace pocos años se conservó el de la calle Utrillas, aunque existían también en el camino Fillas (Francisco de Quevedo), en la calle Privilegio de la Unión y Castelar, sin contar con las bodegas de antiguas casas y torres de la zona.
El palacio de Larrinaga era un fácil lugar para el bombardeo republicano debido a su aislamiento y difícil defensa antiaérea debido a su relativa lejanía del casco urbano. Esto lo sabían bien la familia Larrinaga que ya conocían varios conflictos bélicos en su vida, especialmente la primera Guerra Mundial.
Miguel de Larrinaga pertenecía a una rica familia de origen vasco de Mundaca (Vizcaya) que, aprovechando el astillero en la ría de su pueblo, su padre Ramón junto con otros constructores del pueblo, fundó una importante naviera en 1863. Afincados en Liverpool estos navieros y armadores desarrollaron sus negocios aprovechando las colonias de ultramar de España, (Cuba y Filipinas), y tras su pérdida sacaron provecho de su bandera inglesa en el comercio de cabotaje de la costa atlántica y en el paso por el Canal de Suez hacia la antigua colonia de Filipinas, con la que mantuvieron los negocios coloniales tras su independencia.
Es de destacar la inocua adscripción política de estos armadores a pesar de sus pérdidas en barcos y transacciones durante las guerras que les tocó vivir (Cuba, Filipinas, Primera Guerra Mundial). A pesar de esta aparente neutralidad, la realidad de los Larrinaga estaba clara, eran vascos e ingleses de adopción.
Cuando estalló la Guerra Civil en España, la familia tenía dos palacios de residencia, uno en Mundaca y otro en Zaragoza. Dos lugares en conflicto de bandos contrarios, por otro lado, era de sobra conocida la influencia y poder de esta familia en el mundo mercantil internacional por lo que era importante atraer sus negocios a su bando, no obstante, los mandos sublevados recelaban ante una familia vasca que no demostraba su afán político partidista en un mundo en guerra. De hecho, alguna de las operaciones posteriores a la Batalla de Bilbao, y del traslado desde Santander del personal del gobierno vasco y soldados republicanos (gudaris) por mar, contaban con buques ingleses que el armador había llevado desde Bayona en Francia, (aunque sin mostrar que era Miguel de Larrinaga quien los había facilitado).
En el caso de Zaragoza, su residencia en la carretera a Castellón, (en esta época no era todavía Miguel Servet), estaba en manos de una familia de Albalate que la cuidaba y mantenía. Las primeras batallas y primeros heridos del frente de Aragón comenzaban a llegar a Zaragoza a finales de julio de 1936 desde Alcubierre, Osera, Pina, Quinto, Belchite…, viendo la enorme cantidad de soldados que llegaban desde el frente, el repuesto alcalde de Zaragoza tras el golpe, Miguel López de Gera, traslada a la familia Larrinaga una petición: convertir su palacio en una escuela para mutilados de guerra y tratamiento para convalecientes de este colectivo.
La propuesta fue aceptada de buen agrado por la familia Larrinaga, no era tanto su afinidad con los golpistas que gobernaban Zaragoza, sino que de una manera indirecta y bajo el amparo de un hospital, su residencia evitaba teóricamente un posible bombardeo enemigo. Muy pronto la escuela de mutilados se convirtió en un hospital para acabar siendo un centro encubierto de las operaciones estratégicas que se albergaba en sus amplios sótanos. Los Larrinaga nada podían hacer, además Dña. Asunción estaba enferma y apenas podía salir de su casa en Liverpool, (de hecho, murió en 1939), y el conflicto había aislado la familia de posibles viajes por España perdiendo el control de lo que sucedía en el palacio.
Las importantes ofensivas que el transcurso de la guerra hacia Teruel y Levante desde 1938, hacían que la zona fuera un importante lugar de aprovisionamiento y de intendencia de las tropas rebeldes de su parada en Zaragoza antes de ir a esos frentes, no obstante, ya dominados los cielos con la aviación alemana e italiana, se habilitó la zona contigua al palacio del otro lado de la carretera, la Granja experimental. En este lugar se instaló un campamento de intendencia y de material bélico y en cuyos pabellones la tropa se albergaba antes de partir a la batalla.
Trasladados los heridos a otros hospitales, (especialmente al nuevo colegio de Agustinos sin estrenar todavía), el palacio de los Larrinaga también acogió a los oficiales de estos cuerpos, fue un centro logístico y de operaciones en la ciudad, se respetó el rico mobiliario aunque se modificó un muro para ampliar la cocina y despensa, por último el mando del recién creado cuerpo del ejército de Galicia, se instaló en el castillo aunque la movilización de vehículos y motos en su terrenos provocará que el precioso jardín de Doña Asunción, con plantas y frutales de Albalate, que se encontraba en la entrada fuera totalmente arrasado, (hay una preciosa fotografía de Mora Insa de 1942 en la que todavía se observa el terreno y los troncos cortados del jardín) . Solo unos arbustos protegidos por la valla de la carretera se salvaron. Hasta hace pocos años en los oscuros caños de las bodegas del palacio, todavía mantenían los grafitis de muchos soldados que dejaron su firma antes de partir al frente, en una de las remodelaciones del palacio se repintó este recóndito espacio y desaparecieron.
Poco más sabemos del palacio del final de la contienda, la muerte de Asunción Clavero en 1939 provocó el desinterés de su marido y la venta a la GIESA del mismo y sus terrenos ya por el año 1942. El palacio se convirtió en las oficinas de la nueva empresa y la mayoría de los preciosos muebles se mantuvieron hasta la venta del edificio a los marianistas en 1946.
FUENTE. Sistema archivístico de la defensa. Archivo Militar de Ávila 1936-39. Hospital de Agustinos. varias cajas. Archivo Municipal de Zaragoza. Serie fáctica, 1936-1937, cajas 155 a 158. Testimonios Orales, familia Manuel-Clavero Albalate. Testimonio de Esteban Ichaso y sus conversaciones con Joaquín Guiral en la compra del Palacio de Larrinaga. Recogido por José Luis Otaño, en carpeta. Archivo Compañía de María. Madrid. Fotografias : Revista Aragón, Juan Mora Insa, Fondo documental Mario Blanco Fuentes. Museo Manuel Reimondez Portela . (EN a Estrada-Pontevedra). Texto José Ignacio Sauca Modrego